Como algunos ya sabéis, soy gallego.
Tenemos fama de desconfiados, aunque yo me entrego sin reservas en la mayoría de las oportunidades que me pasan por delante.
Hasta ahora.
Ya soy mucho más precavido.
Esa prudencia se ha construido gracias a inversiones fallidas, personas innecesarias, optimismo desbordado, irracionalidad, el poder de los sueños y momentos fantasiosos.
Con veinte, vale. Con treinta también vale, puedes levantarte, sacudirte el polvo y volver a empezar.
Con cuarenta puede valer si tu mentalidad de emprendedor luchador sigue intacta. Raro, pero puede ser.
Ay con cincuenta, ahí ya las cosas cambian.
Si has vivido de un sueldo, un buen sueldo, puede ser que tengas un par de hipotecas ya muy reducidas, o incluso solo la casa de la playa por pagar.
Tu casa es posiblemente el respaldo que va a complementar tu pensión para que te des grandes mariscadas en la casa de playa que es donde piensas vivir cuanto antes.
Diez, quince años. Pues depende.
Grandes sueldos normalmente hacen cometer grandes tonterías con el dinero.
Coches caros, relojes pomposos (cuidado esta ni es una mala inversión si es de una de las tres marcas que hablaremos otro día), trajes y camisas a medida, vacaciones de influencer, pero pagadas, y esos gastos que justifican que tengas que trabajar como un animal y soportar a jefes y clientes inaguantables.
No pasa nada. Casi todos nos enteramos que existía Bitcoin cuando debía valer menos de mil euros, y no compramos un puñado.
El caso es que avanzan los cincuenta y no tienes un plan B.
La pensión cada día la ves más lejos, más mermada y más difícil.
No por nada, porque ese dinero que has cotizado lo gestionan unos inútiles.
Aquí vamos a ver qué opciones hay, en qué puedes prepararte, como identificar oportunidades, tendencias en tecnología y sobre todo en inteligencia artificial, inversiones que están creando ese colchón del que tanto se habla y que pocos han conseguido.
La carta en la manga. Aquí cada día.
Los cincuenta es una década mágica. Ya no pierdes el tiempo, ya no gastas energía en tonterías, saber verlas venir, estás de vuelta. Puedes prepararte, puedes aprender nuevas habilidades, desarrollar nuevos hábitos.
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