Si juegas con frecuencia a la lotería no te va a gustar leer esto.
En serio, para aquí.
No sigas.
¿Avisado? Avisado.
La mayoría de las personas flipan.
Condicionan el cumplimiento de sus sueños y de sus objetivos a la suerte, la fortuna o la lotería.
O peor aún, a la esperanza de que se va a cumplir por mandato divino.
Incluso hay algunos que creen en instancias superiores, bondadosas, magnánimas y protectoras. Un estado, un partido político, un cuñado, la Cruz Roja o la ONU.
Y en esas cestas depositan sus sueños.
Lo cual es muy cómodo.
Ya no hay porque pelear por ellos.
Ya está, solucionao.
Un día llegarán igual que llegaban los Reyes Magos.
Yo he comprado lotería en Navidad, deseando comprar Bitcoin. Es un uso social, una tradición, y a mi hija le encantaba el sorteo carnavalesco por la televisión.
Fuera de ahí, casi nunca.
Tus sueños son tan tuyos como la responsabilidad de que se cumplan.
Si le pasas la responsabilidad a un boleto de papel, te vas a quedar tranquilo y sin sueños.
Ya no es necesario darle vueltas.
Eso es así.
Si quieres sueños cumplidos, trabájalos.
Piensa en ellos como si fuesen objetivos a conseguir.
Prepárate y mentalízate.
Aprende lo que te falte para hacerlo posible.
Ponle fechas.
Traza una estrategia.
Reserva tiempo en tu día a día.
Conviértelos en una prioridad. Mejor en una obsesión.
No desistas hasta alcanzarlos.
No seas tímido en soñar. Si es grande es tan conseguible como si es pequeño.
Crea aliados compartiéndolo con las personas más cercanas a ti.
Que te fiscalicen en tu esfuerzo.
Si tienes que renunciar a algo, hazlo.
Si requiere un esfuerzo extra, también.
Así, sí. Tu buscas a tus sueños y tus sueños te buscan a ti.
Las bolas de la lotería no buscan a nadie. Y si te hace ilusión seguir comprando boletos, hazlo pero recuerda que ese pequeño dinero bien invertido va a trabajar para ti y para tu sueño.
Buena suerte.
Mi sueño es convertir mi Substack en algo grande y lo voy a conseguir.
¿Cuándo? A finales de 2.026.
Ya llevo casi cien días escribiendo a diario, salvo el fin de semana pasado que probé a ver que pasaba es las métricas.
No todos los días tengo ganas, ni tiempo, ni inspiración, pero lo hago.
No todos los días crezco en subscriptores, ni me dan “like” y por supuesto casi nunca comparten lo que escribo.
¿Me afecta? No. Yo sigo.
Por si quieres compartir, jejejeeje.