Hasta que no haya escrito mil artículos no estaré preparado.
Como mínimo.
¿Cómo voy?
Voy por los doscientos y pico.
No los cuento, la verdad pero sí sé que a finales del próximo mes de agosto llevaré un año aquí escribiendo y quizá me falten tres cuartos para poder decir que ahora ya sí sé escribir bastante bien.
¿Dos años, tres años?
Ni idea. Iremos viendo como se me da.
Antes de empezar, pensé que esto era una cosa de locos. Escribir cada día, todos los días, algo distinto que aporte, que entretenga o que inspire a alguien. De locos.
Pero más de ochocientos locos se han apuntado a mis locuras.
No sé muy bien el motivo pero creo que es que no cuento milongas ni grandes lecciones magistrales. Son textos naturales, lo que se me ocurre, lo que me pasa o lo que aprendo.
Muchos deben encontrarlo útil.
Otros se van dando de baja, lo cual facilita mucho que no tenga que hacerlo yo.
¿Y por qué lo haría?
Te lo explico, mis emails los abren casi la mitad de los suscriptores. Esos son los lectores reales. Si en la lista hay muchos que los reciben pero no los abren mi ratio de apertura va bajando y eso no es buena señal. Es mejor que no estén.
Y así no nos molestamos mutuamente.
Ha habido días en los que no me ha apetecido escribir o estaba liado y no he sacado ni una simple línea.
¿Y qué? Como no cobro por esto, pues voy despachando a medida que me apetece.
¿Cobraré algún día? Probablemente sí. Ahí haré dos grupos, los que reciben un email semanal gratis y los que reciben más valor, pagando.
¿Qué valor?
Mis libros serializados, cinco artículos por semana, sesiones conmigo por vídeo conferencia para consultar dudas, planes, negocios, problemas, o como manejar su dinero. Esto no lo cuentes que no es legal.
Los que mandan no dejan que cualquiera te ayude con tu dinero. Aunque sepan muy bien lo que dicen y aunque los resultados lo demuestren. No lo digas.
Pues eso, aquí seguiré una temporada larga.
Y si eres nuevo, aquí puedes apuntarte. Aunque no hayas cumplido los 50.