Foto: anabelmarino.substack.com
No, no dejes todo por esa afición.
Aún no.
Pero empieza a crear tu plan B.
¿Adiestrar perros, crear lámparas de madera, alfarería, paseos por la montaña, navegar en un velero?
Pon tú el que quieras. Bueno, el que de verdad te apasiona.
Aquel que haría que dejases lo que haces para dedicarle diez horas al día aunque te pagasen la mitad de lo que ganas.
Ese.
Pues hay que ir empezando.
Si te apasiona es porque ya lo has probado. Lo estás probando.
Los fines de semana, durante las vacaciones.
Ya, ya, te encantaría hacerlo a diario pero no es posible. Tienes que trabajar.
La hipoteca no se paga con tus lámparas de madera ni con los caniches que ya no hacen pis en la alfombra.
Bien, ya sabes hacerlo. Lo has aprendido solo probablemente, practicando, en un curso por internet, o con alguien que te mostró los pasos iniciales.
Aparca eso ahí.
Ahora hay que construir la autoridad en el tema. La reputación.
Para que te busquen cuando necesiten tu ayuda.
¿También se aprende eso?
Por supuesto.
No sigas aprendiendo más de tu afición, ya lo harás más adelante.
Eso se aprende fácil y rápido. Porque te gusta.
Ahora tienes que aprender otras cosas. Tienes que hacerte popular.
Yo lo he hecho así:
1.- He construido una audiencia de casi 18.500 seguidores en Linkedin. La red social profesional.
2.- Más de 6.000 en el antiguo Twitter, ahora X.com.
3.- Y 750 aquí en Substack en los siete meses que llevo usando la plataforma.
¿Es importante la calidad mis contenidos?
Es secundaria, lo más importante es la cantidad de personas a las que puedes llegar.
Pero aún así, todos los canales incluyendo mi curso de Substack y mi nuevo libro apuntan a lo mismo:
.- ¿Más de 50 años? convierte tu pasión en tu profesión.
Para no trabajar más.
En los próximos artículos voy a darte pistas de como tú también lo puedes conseguir.
Igual que muchos ya lo han conseguido.